Era una mañana de domingo, hacía un día radiante, los pájaros
canturreaban y el sol se mostraba en su máximo esplendor. Juan se sentía en una
nube y se repetía a si mismo constantemente: “todo va a salir bien, todo va a
salir bien”
Tras unos minutos de viaje, bajó del coche y se dispuso a
esperar en la puerta de la Iglesia. Era la entrada principal, un portón de más
de doscientos años de antigüedad cerraba la entrada al templo. Se había pintado
la fachada y sacado brillo a todos los azulejos, ya que hacia veinte años que
no se celebraba una boda en Mediana. Mientras Juan no dejaba de aflojarse la
corbata nerviosamente, todas las vecinas comentaban su imagen: “no me gusta
nada esa chaqueta uu y esos zapatos madre mía se nota que tiene el gusto de su
padre” comentaba María conocida por ser
la más “cotilla” como le gustaba autodenominarse.
Pasó media hora y Juan empezó a sudar a borbotones,
constantemente torcía la cabeza para observar el reloj de la torre del
campanario. Vio como las vecinas estaban mirándole mal y hablando demasiado así
que les dijo ”una cosa es que llegue tarde por tradición pero hoy se está
pasando” todas las vecinas rieron y asistieron y al momento empezaron a hablar ”este
se ríe pero por dentro esta “cagao”.
Al pasar hora y media de la hora de empezar la ceremonia,
Juan cogió las llaves del coche de su hermano –un coche viejo, típico de un
estudiante que parecía que ibas en un tractor del ruido que emitía- y fue rápido
hacia casa de su prometida. Bajo corriendo y subió de dos en dos las escaleras
sucias sin tocar la oxidada barandilla. Al llegar se encontró la puerta abierta
y una nota sobre la mesa del salón
Juan, si lees esto solo puedo decirte lo siento, me he dado
cuenta que no estoy lista para dar este gran paso, me tomaré un periodo de reflexión
en un lugar lejano.
Al leer esto Juan tiró la nota y comenzó a llorar desconsoladamente.
Bajo a la calle y se fue rápido en el coche a su casa sin pasar por la iglesia.
Víctor Sánchez Kolly 4ºD
Estupenda y muy realista recreación del ambiente de un pueblo en ocasiones como esta... Bravo, Victor.
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